Lavado de imagen: 3-0

Parece ser que el Sevilla se ha tomado en serio de una vez por todas la campaña 2010/2011 y por primera vez en mucho tiempo sale al terreno de juego un equipo con ganas, de los que hace que la gente se levante de sus asientos.

Salvo los primeros minutos de la primera mitad y el primer tramo de la segunda, el Sevilla Fútbol Club ha desplegado hoy un fútbol muy vistoso. Y, como suele pasar en el 95 % de las ocasiones y muchos se empeñen en negarlo, cuando juegas bien al fútbol ganas los partidos. Tres puntitos muy importantes que afianzan a los de Manzano en la séptima plaza que este año da derecho a disputar la Europa League. Creo que la Liga de Campeones está ya imposible, pues aunque el Valencia se enfrente mañana al Barcelona, el Sevilla jugará contra el club catalán dentro de dos semanas en el Ramón Sánchez Pizjuán. Si todo ocurre de forma razonable, el Valencia no puntuará mañana, pero el Sevilla tampoco lo hará dentro de quince días.



En cuanto al encuentro de hoy, como ya he dicho, empezó algo igualado, pero aún así eran los locales el dueño del balón. La jugada clave llega alrededor del ecuador de los primeros cuarenta y cinco minutos, cuando Eguren comete penalti sobre Luis Fabiano y es expulsado, materializando después el delantero brasileño la pena máxima cometida sobre él. Exagera un poco Luis Fabiano la caída en la jugada, pero aún así el penalti existe y la roja está bien enseñada al centrocampista del Sporting.

El resto del partido fue un monólogo de los sevillistas, salvo algunos minutos del comienzo de la segunda parte. Aún en la primera, Perotti engancha un balón dentro del área para batir por bajo a Cuéllar, y ya en la segunda, casi finalizando el encuentro, Negredo se queda solo frente al portero asturiano y anota el tercer tanto picando la pelota por encima.

Hacía mucho tiempo que no veía un Sevilla tan serio y con una colocación casi perfecta. Todos los jugadores han estado a un nivel altísimo: Medel no para de correr y recuperar balones, Fazio parece que va adquiriendo confianza, Perotti desborda cada vez más, etc. Pero tengo que resaltar por encima de todos a Negredo y Rakitic. La temporada del delantero vallecano es impresionante, mostrando un nivel muy por encima al ofrecido el año pasado, y me atrevo a decir que incluso superior a su etapa en Almería. Sin duda alguna, es uno de los futbolistas con más clase de la Liga y con más calidad en sus botas. En cuanto al croata, es un espectáculo de pases y colocación. Siempre ayuda a sus compañeros para sacar el cuero desde atrás y apenas necesita dos toques para hacer un desplazamiento en largo o un cambio de banda. No puedo evitar la comparación, nuevamente, con Romaric. Además de los episodios extrafutbolísticos del costamarfileño, éste necesita seis o siete toques para levantar la cabeza y decidir adónde quiere poner el balón; mientras que Rakitic muestra más velocidad, sacrificio, y lo más importante: compromiso con sus compañeros y con el club.

Tampoco ha estado mal en el día de hoy Dabo, pero sigo diciendo que lo veo muy limitado técnicamente y pierde muchos balones en banda que a priori son sencillos de jugar.

Pero tan sólo destaco negativamente la actitud que hoy han tenido los Biris. Partiendo de que nunca he sido muy partidario de los ultras en el fútbol, me ha parecido un gesto muy feo el que han tenido para con el equipo contrario, e incluso con el resto de la afición del Sevilla. En el fútbol, el respeto al rival ha de estar por encima de cualquier otra cosa, y me parece lamentable gritar al otro equipo "A Segunda" cuando va perdiendo por tres a cero. Pero no sólo eso, los demás aficionados sevillistas comenzaron a silbar desaprobando la actitud de los Biris, y éstos no hicieron otra cosa que cantar aún más fuerte para menospreciar al rival. No me sirve el argumento de que en Gijón nos hacen lo mismo, pues eso de "lo hago porque ellos también lo hacen" es una actitud de patio de recreo de niños de 10 años.

Al menos yo lo veo así. Ya digo que ha sido un detalle feo para con el Sporting, pero peor es entonar un cántico ofensivo contra el rival aún más fuerte porque haya gente a la que no le guste.

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